A VECES GRAN INCOMUNICACIÓN


A veces intentas escribir un cuento,
un poema,
cualquier texto, lo que sea,
que resultará ser mejor
que resultará ser mejor o seguramente peor,
pero que nadie puede dudar
que tus tripas están ahí,
que tus tripas están ahí, expuestas
a la vista de todos,
y que la mayoría de los que lo leen,
lo leen como cuando encienden la televisión
apretando cualquier botón del mando a distancia,
aparecen las noticias
y ven el cuerpo destripado de no se sabe quién
de vete tú a saber qué guerra de turno,
mientras, hipersensibles, dicen sobresaltados:
«¡Qué barbaridad! ¡Cómo está la gente!»,
y cambian inmediatamente de canal
para enchufarse a su telecomedia preferida.

Así que, hala, impúdico lector,
termina ya de leer esta tripa
¡y cambia de una puta vez de canal!

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